En el caso de las conexiones a Internet resulta bastante fácil medir el funcionamiento de forma constante gracias a los siempre presentes test de velocidad. Aunque nadie obtiene casi nunca la velocidad máxima que ha contratado durante el 100% del tiempo, al menos nos sentimos mejor al saber que estamos cerca del tope alto. Pero también existe algo fundamental cuando contamos con nuestra conexión y velocidad de Internet, y es algo de lo que pocos o nadie mira. Hablamos del jitter.
No todo es velocidad en Internet
Cuando ejecutamos una prueba de velocidad de Internet, los resultados a veces pueden incluir una medida de fluctuación. ¿Por qué es importante y puede afectar su rendimiento en Internet? En ello se adentra el jitter, algo que nos enseña, también, que no todo es velocidad.
Porque, como sabes, redes informáticas modernas, como Internet, utilizan paquetes de datos para transmitir información de un lugar a otro. Estos paquetes de datos se envían en un flujo continuo, espaciados uniformemente. Pero si, por algún motivo, como la congestión de la red, el hardware deficiente o la falta de priorización de paquetes, el flujo constante de paquetes de datos se interrumpe y el intervalo entre los paquetes se vuelve irregular, el resultado es fluctuación. En pocas palabras, el jitter.
O lo que es lo mismo; la variación interna entre paquetes de datos sucesivos. También suele considerarse como una señal de ruido no deseada. Esto puede afectar tanto a la amplitud como a la frecuencia y la situación de fase. En general se denomina jitter a un cambio indeseado y abrupto de la propiedad de una señal. Asimismo, el jitter es la primera consecuencia de un retraso de la señal.
El jitter, consecuencia de un retraso en la señal
Así, es poco probable que los niveles bajos de fluctuación tengan un impacto notable en nuestra conexión. Debido a esto, existen niveles de ‘jitter aceptable’. Un jitter aceptable es lo que estamos dispuestos a aceptar como fluctuación mínima en la transmisión.
La fluctuación se mide en milisegundos (ms), donde un retraso de unos 30 ms o más puede provocar distorsiones e interrupciones en una llamada. Y si nos atenemos al juego y las partidas online, por ejemplo, la consecuencia es que tus acciones acaben por aplicarse tarde en el juego. El clásico ejemplo en un shooter como Fortnite, en lo que, más allá de tu velocidad a Internet, con un jitter alto puedes acabar disparando a la nada.
De este modo, y aunque velocidad, lag y jitter son parámetros distintos, los tres están muy relacionados entre sí, ya que unos malos valores de lag y jitter afectan a la velocidad de la conexión. Y, por el contrario, una conexión más rápida soluciona los problemas de jitter y lag.
La manera más fácil de solucionarlo
Pero el jitter tiene solución. Porque una vez que hayamos identificado que la conexión tiene una fluctuación significativamente mayor y que tiene problemas, podemos tomar algunos pasos para mitigar el problema.
El mejor ejemplo, como todo, es una conexión a Internet por cable, una de las formas más fáciles de lidiar con la inestabilidad en la red. Si usamos un ordenador de escritorio o tenemos una ubicación de trabajo fija, es mejor optar por un cable Ethernet para conectarse a Internet en lugar de WiFi.
Además, también es una buena idea actualizar de Cat5 o cables Ethernet más antiguos a Cat6 o más nuevos. Los cables más nuevos tienen más ancho de banda y mejores protecciones contra interferencias y diafonía.
